Análisis

Crece la amenaza de Irán a Arabia Saudita

Riad le dice a Teherán que es el momento de escoger entre finalizar los conflictos periféricos o ir a una guerra directa.

1 23  | 15.11.2017 - Actualızacıón : 16.11.2017
Crece la amenaza de Irán a Arabia Saudita

Istanbul

Por Selim Celal

Un misil balístico fue disparado sobre la capital de Arabia Saudita el 4 de noviembre de 2017. Las autoridades sauditas rápidamente interpretaron el ataque como una declaración de guerra de Irán contra el reino saudí. 

La pregunta es: ¿Por qué los sauditas interpretaron el ataque de esta manera? Muchos analistas vieron las declaraciones de Arabia Saudita como un posicionamiento prematuro del joven e inexperimentado príncipe saudí, Muhammad bin Salman. No obstante, debe haber algo más.

Antes de responder esta pregunta, debemos ver la teoría política chiita (el imanato), según la cual, “la autoridad” le pertenece al Imán Mahdi, el doceavo Imán chiita y su futuro representante, quien, por definición, es la autoridad religiosa chiita. Basándonos en esta idea, todos los líderes musulmanes, sean democráticos o no, son tan solo pretendientes, pues no son representantes del Imán Mahdi.

“Líder de todos los musulmanes”

Operando en el marco del imanato, la República Islámica [de Irán], desde su establecimiento en 1979, ha intentado proyectar el chiismo como la fuente de los estándares islámicos y el símbolo de lo que llaman el “islam puramente mahometano”, y el líder supremo de Irán es el líder de la umma islámica, ósea, de todos los musulmanes del mundo.

La pretensión de liderazgo universal de la umma musulmana se refleja en el título usado por el líder supremo, “líder de todos los musulmanes del mundo”. Esta pretensión también se ve reflejada en la constitución iraní. El artículo 109 menciona, bajo los requisitos para el liderato supremo, que el candidato sea justo y pío “como requerimiento para el liderazgo de la umma musulmana”.

Exportando la revolución

En concordancia con esta premisa, el Ayatola Khomeini, fundador de la República Islámica de Irán, llego con su doctrina de “exportar la revolución”. Aunque pasados los años esta doctrina ha estado sujeta a diferentes interpretaciones, en la primera década de la República islámica, fue tomada como una exportación física de la revolución. Las gentes que oyeron el mensaje de la revolución fueron invitadas a Irán donde se les ofreció santuario. Oficinas especiales, conocidas como “Unidades de Movimientos de Liberación”, fueron establecidas en el Ministerio de Relaciones Exteriores y los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica. Varias conferencias se llevaron a cabo, donde participaron personas que portaban máscaras, de las Filipinas a Palestina Y del Líbano a Irak. Algunas aventuras militares, tales como el golpe de Estado en Bahréin en 1981 también se llevaron a cabo.

La carta de Mosavi a Khamenei

Las aventuras de Teherán alrededor del mundo se volvieron tan frecuentes que se convirtieron en problemáticas para la rama ejecutiva y eventualmente llevaron a la renuncia del entonces primer ministro, Mir Hussain Mosavi, en 1989. Hace falta releer su carta de renuncia, dirigida al entonces presidente, Ayatola Ali Khamenei, quien es ahora el líder supremo. La carta fue hecha pública en el 2010, cuando Mosavi había emergido como el ícono del Movimiento Verde, tras la controversial elección presidencial del 2009. Lee:

“A manera de no permitir que los enemigos del islam y del país se aprovechen del tema, en mi renuncia enviada a los medios no mencioné las razones”.

El menciona la “inefectividad del gobierno en política exterior”, como la razón primordial para su renuncia, y escribe: “hoy, los asuntos de Afganistán, Irán y el Líbano están en sus manos… Las operaciones extranjeras se están llevando a cabo sin el conocimiento e instrucción del Gobierno. Usted sabe bien cuan catastróficas y desastrosas han sido para el país hasta ahora. Después de eso un avión es secuestrado, nosotros [el ejecutivo] nos enteramos después; cuando una pistola se disparó en la Calle Líbano, e hizo eco en todas partes, después nos enteramos del tema. Tras el descubrimiento de material explosivo en posesión de nuestros peregrinos en Yeda [Arabia Saudita], fui informado de la situación. Desafortunadamente, y a pesar de los efectos negativos que estas actividades han tenido en el país, este tipo de operaciones pueden ser llevadas a cabo en cualquier momento en cualquier lugar en nombre del gobierno… No soy capaz de responderle a los miembros del gabinete y los parlamentarios sobre las operaciones que se llevan a cabo en nombre de, pero sin el conocimiento del gobierno”.

Estas palabras fueron escritas tres décadas atrás. Cuando Irán acababa una larga guerra con Irak, y claro, la Guardia Revolucionaria Islámica (GRI), no era tan poderosa como hoy.

Años difíciles

Eso dicho, Arabia Saudita siempre ha ocupado un lugar especial en la doctrina de “exportar la revolución” desde que el llamado “liderazgo mundial musulmán” del líder supremo parece incompleto si no tiene control sobre las ciudades sagradas de los musulmanes (Meca y Medina). Como fue mencionado en la carta de Mosavi, la República islámica intentó de manera prematura ingresar armas a Arabia Saudita en las maletas de peregrinos iraníes en 1986. En los años siguientes, Irán empezó a sufrir desventajas estratégicas. Afganistán cayó ante el talibán, y Saddam permaneció en el poder en Irak. Irán fue declarado parte del eje del mal y se le impusieron sanciones devastadoras. Por lo tanto, se pospuso el plan de desestabilización de Arabia Saudita.

Avances iraníes

Pero, durante la última década, muchas cosas han cambiado. La República Islámica ha gastado mucho para mejorar su posicionamiento estratégico mediante la creación de milicias chiitas en la región. Por el momento, relativamente hablando, Irán lleva la ventaja en Oriente Medio. La moral de la GIR es significativamente alta. Ha tenido éxito en Siria, a pesar de múltiples bajas. Las guerras indirectas de Irán en Siria y Yemen ya tienen exhaustos a los saudíes. Irán controla cuatro capitales árabes: Beirut, Saná, Damasco y Bagdad. Para ser más específicos, el establecimiento saudita está bajo amenaza de irán desde el norte por Irak y del sur por Yemen.

A parte de esto, Omán está más cerca a Irán y Catar también se alineó con este. También toca añadir las luchas internas en la familia real saudí. Por otra parte, el nacionalismo anti árabe está creciendo en Irán, con el resultado de bajas en la popularidad del régimen teocrático. Sobre todo, las relaciones entre el gobierno de Hassan Rouhani y la GIR han mejorado desde que los Estados Unidos recientemente catalogó a la GIR como una organización terrorista.

Todo esto dicho, la situación es muy atractiva para Irán. Tras cuatro décadas, Irán ha conseguido una oportunidad de ir más allá de su retórica anti saudí, para lograr materializar su fin de desestabilizar a Arabia Saudita. No obstante, la República islámica no tiene la voluntad de cargar con esta responsabilidad directamente y entrar a una guerra convencional con los saudíes; espera mejor hacerlo mediante sus amigos.

Por lo tanto, al igual que siria, los recursos humanos de esta guerra provendrán de simpatizantes chiitas no iranís de Afganistán, Yemen, Irak, Líbano, Pakistán, etc. Irán solo se hace cargo de la parte financiera, por lo tanto, no tiene mucho que perder, ya que cualquier conflicto con Arabia Saudita haría que suban los precios del petróleo, a manera que Irán pueda compensar sus gastos. En el peor de los casos, Irán es culpado en parte, y ese es el costo que Irán está listo para pagar. Después de todo, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán es activo en los medios sociales, y con su buen inglés, puede desviar las culpas.

El tiempo para las guerras indirectas se acabó

Parece que los saudíes se dieron cuenta de esta estrategia iraní, por eso están culpando directamente a Irán. Le están dejando claro a las autoridades iraníes que, en caso de desestabilización, no creerán los argumentos prefabricados de irán, tales como “los ataques fueron llevados a cabo por Ansarallah en Yemen, no por Irán”, o “Irán solo provee ayuda consultiva a los hutíes”, o “esos milicianos chiitas extranjeros son voluntarios, no enviados de Irán”, o “están allá solo para proteger algunos lugares sagrados en Meca y Medina”, etc. Los saudís ya hablan de “balanza del terror” y “destrucción mutua”. Están transmitiendo el mensaje de que llevarán la batalla dentro de irán, si este llegase a intentar desestabilizar a Arabia Saudita. Específicamente, los saudíes le están diciendo a Irán que se acabó el tiempo para las guerras indirectas y deben decidir entre una guerra convencional o ninguna guerra. El proverbio persa dice “una vez muerte, una vez luto” (mejor que llorar todos los días). No obstante, es difícil medir hasta qué punto los saudíes tendrán éxito, ya que no tienen extensa experiencia de guerra. La guerra es más que tener dinero y armas modernas.

*Ahmed Fawzi Mostefai contribuyó con la redacción de esta nota


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