Política, Análisis

Nuevo balance de las relaciones turco-estadounidenses

La arrogancia imperial de EEUU ha sido frecuente en sus acercamientos con Turquía, pero raramente fue tan clara como en las acciones del embajador Bass.

Adam McConnel  | 15.11.2017 - Actualızacıón : 16.11.2017
Nuevo balance de las relaciones turco-estadounidenses

ESTAMBUL

Por Adam McConnel

T.S. Eliot, en su famoso poema The Hollow Men (Los hombres huecos), dice: 

"Somos los hombres huecos
Somos los hombres de aserrín.
(…)
Aquellos que han cruzado
Con los ojos fijos, al otro Reino de la muerte nos recuerdan —si acaso—
No como almas perdidas y violentas
Sino, tan solo, como hombres huecos, hombres rellenos de aserrín.
(…)
Así es como se acaba el mundo
Así es como se acaba el mundo
Así es como se acaba el mundo
No con un golpe seco sino en un largo gemido".

El fin del leviatán estadounidense se ha predicho desde hace varias décadas, pero Estados Unidos siguen siendo el actor económico, militar y político más importante del mundo.

Por otro lado, la multipolaridad ha sido una realidad durante 10 años o más.

Cuando Vladimir Putin descubrió cómo jugar el juego y el liderazgo chino comenzó a afirmar cautelosamente su fuerza en aumento, el proyecto europeo perdió su liderazgo, timón y unidad.

La grotesca violencia y la sobreextensión que resultó de las actividades exteriores de la administración de George W. Bush dieron paso a la ingenuidad, el idealismo pacifista y las preferencias de política internacional irresponsable de la posterior administración de Barack Obama.

Con el presidente Trump, el Departamento de Estado se sumó a la deconstrucción de todo lo que alguna vez hizo poderosa a la política exterior estadounidense: Trump la destripó a propósito y puso a un petrolero de carrera a su cargo.

Las relaciones turco-estadounidenses han seguido una tendencia similar en ese periodo de tiempo.

Después de que el parlamento turco se negara a permitir que las fuerzas estadounidenses invadieran Irak a través del territorio turco, el 1 de marzo de 2003, las relaciones entre Washington y Ankara se han tensionado.

En el segundo mandato de Bush Jr., las relaciones permanecieron en calma, pero tampoco mejoraron significativamente.

Cuando Obama inició su presidencia con un discurso en Turquía, el futuro parecía mucho más prometedor, pero su lentitud con respecto a Siria y las inexplicables elecciones de política exterior, en el segundo periodo, cambiaron radicalmente la trayectoria de la relación entre los dos Estados. Y como era de esperarse, el cambio en la administración, el pasado enero, no mejoró nada la situación.

Todo lo contrario. A principios de octubre, oficiales turcos arrestaron a Metin Topuz, un empleado de 35 años del Consulado de Estados Unidos en Estambul, por sospechas de colaborar con la organización terrorista de Fetullah Gulen en relación con los diversos crímenes que cometieron en Turquía en los últimos años.

La sociedad turca sabía desde hacía varios meses que alguien en el consulado de Estados Unidos había estado en contacto frecuente con los agentes de Gulen.

Pero el embajador de Estados Unidos en Turquía, John Bass, cuyos tuits, declaraciones públicas y acciones en los últimos dos años ya lo habían hecho desagradable, optó por ignorar por completo las turbias y profundamente perturbadoras comunicaciones del Consulado en Estambul con los seguidores de Gulen.

Si esas conversaciones eran simplemente parte de las responsabilidades de Topuz en el Consulado, entonces el embajador podría, al menos, haber explicado eso al pueblo turco.

Bass, sin embargo, eligió indignarse con la sociedad turca con relación a un asunto de gran importancia para todos los ciudadanos turcos.

Los seguidores de Gulen tomaron 250 vidas de ciudadanos turcos el 15 de julio de 2016, pero el ex embajador estadounidense en Turquía no consideró que esto fuera lo suficientemente importante como para dar el paso lógico y necesario de informar a la sociedad turca por qué Topuz había estado hablando por teléfono con los agentes de Gulen con tanta frecuencia. No intentó proporcionar transparencia ni calmar el sentimiento del pueblo turco.

El embajador Bass, al contrario, decidió hacer una jugada diplomática de proporciones monumentales.

Sin previo aviso a las autoridades turcas, o la sociedad, suspendió los trámites de solicitud de visa el domingo 8 de octubre para los ciudadanos turcos, alegando que el arresto de Topuz constituía una amenaza para la seguridad de las misiones de Estados Unidos en Turquía.

Convenientemente, esto se dio en la víspera de una fiesta nacional en Estados Unidos, por lo que no habría contactos oficiales posibles al día siguiente.

Turquía, que no es el bobo de Estados Unidos, implementó inmediatamente las mismas restricciones para los ciudadanos de ese país y estalló toda una crisis entre las dos naciones.

Para colmo de males, los funcionarios de Estados Unidos exigieron a las autoridades turcas devolver el teléfono de Topuz, alegando que es una amenaza para la seguridad de ellos y que el teléfono está protegido por la Convención de Viena de 1961 sobre las Relaciones Diplomáticas.

Todo esto, a pesar del hecho de que Topuz es un ciudadano turco y no tiene inmunidad diplomática; en otras palabras: está sujeto a la ley turca.

En segundo lugar, la actividad telefónica de Topuz estaba relacionada con los eventos llevados a cabo por los agentes de Gulen, incluso en tiempo real.

Es decir, Topuz estaba en contacto con la gente de Gulen no solo en momentos aleatorios, sino en momentos específicos cuando estaban involucrados en la realización de planes diseñados para perjudicar a la sociedad y al Estado turco.

De hecho, la situación tiene poco que ver con la diplomacia y está intrincadamente relacionada con los esfuerzos de Gulen por subvertir al Gobierno turco.

Muy al contrario de las afirmaciones del embajador Bass, las autoridades turcas sí han seguido los procedimientos legales regulares con respecto a la detención de Topuz y se le otorgó el acceso adecuado a un abogado.

Probablemente, para sorpresa de los funcionarios estadounidenses, los investigadores turcos también han logrado descifrar el teléfono de Topuz y la información comenzó a publicarse en la prensa.

La primera impresión de esas filtraciones, que fueron una serie de mensajes de WhatsApp con un diplomático estadounidense sin nombre sobre el caso de Reza Zarrab en Nueva York, es que Topuz estaba encantado de participar en operaciones en contra del Gobierno turco.

Como si todo eso no fuera suficiente, en el último mes, las relaciones entre Turquía y Estados Unidos se han visto deterioradas por una serie de incidentes frustrantes.

Por ejemplo, a principios de octubre, Michael Rubin, miembro del grupo de expertos de extrema derecha American Enterprise Institute, dejó escapar que había sido alertado sobre el intento de golpe en Turquía a principios de 2016.

Rubin revirtió su postura previamente antagónica hacia la organización de Gulen hace varios años y se ha estado asociando con gulenistas desde entonces.

No es difícil imaginar quién lo alertó sobre el golpe.

Para complicar las cosas, cuando se le preguntó en Twitter sobre su artículo, Rubin respondió insultando las habilidades del idioma inglés de los periodistas turcos y de los usuarios de Twitter que lo criticaron.

Otro prominente grupo de expertos de Estados Unidos, el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), recibió hace dos semanas a un gulenista conocido e influyente, Abdulhamit Bilici, para una conferencia cerrada a la prensa.

Cuando se les cuestionó sobre esto en Twitter, el presentador del evento, Steven A. Cook, tuiteó que habían recibido a destacados políticos turcos en el pasado, lo que implicaba que Bilici era un invitado igualmente válido.

Además, ignoró el hecho de que los políticos que mencionó fueron elegidos democráticamente, mientras que los gulenistas intentaron asumir el control del Estado turco de forma violenta.

El CFR es uno de los grupos de expertos en temas políticos más antiguos de Estados Unidos y Cook es su experto más destacado de Turquía. La falta de moral mostrada por el CFR y Cook en este tema es espantosa.

Los esfuerzos de los investigadores turcos para seguir decodificando las comunicaciones de los miembros del culto de Gulen dieron como resultado otro desarrollo extremadamente preocupante esa misma semana.

Reportes de la prensa turca revelaron que, de acuerdo con las transcripciones decodificadas de ByLock, el ex vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, sabía que se estaba produciendo algún tipo de preparación golpista al interior del Ejército turco.

Biden llegó a Turquía a principios del 2016 y visitó a la familia de Can Dundar, un periodista/intelectual turco sospechoso de colaborar con la organización de Gulen; en ese momento, estaba detenido y en espera de un juicio.

Más tarde, Dundar fue liberado bajo su propia responsabilidad y luego aprovechó la oportunidad para huir al extranjero antes del intento de golpe del 15 de julio. En Turquía, se cree ampliamente que Dundar tenía conocimiento previo del intento de golpe.

De acuerdo con los mensajes descifrados, Biden le dijo a la familia de Dundar que estaba al tanto de algún tipo de preparativos en el Ejército turco.

El escritor enfatizó que Biden quiso decir que un golpe estaba en camino.

La persona que hizo este reclamo, Ridvan Kiziltepe, era un empleado de alto nivel de un medio de comunicación gulenista, Samanyolu TV, hasta que el poder judicial turco cerró sus operaciones dos meses antes de la visita de Biden.

Claramente, es imposible saber si la afirmación de Kiziltepe es verídica o no, pero los mensajes fueron intercambiados entre dos miembros conocidos de la organización de Gulen, con posiciones importantes en esa jerarquía y en una aplicación de mensajería cifrada utilizada casi exclusivamente por los seguidores de Gulen.

Eso significa que hay pocas razones para pensar que Kiziltepe estaba exagerando o mintiendo en beneficio del destinatario del mensaje.

Si las afirmaciones de Kiziltepe son precisas, proporcionan un contexto para la lenta respuesta de la administración Obama ante el intento de golpe del 15 de julio de 2016.

Realmente me pregunto qué pasó por la mente de Biden mientras recorría los escombros en el edificio del parlamento turco cuando finalmente llegó varias semanas después.

Por su parte, la partida final de Bass, ya planeada, se dio menos de una semana después de haber desencadenado la crisis de las visas, lo que le permitió evadir la responsabilidad y la reacción del público a sus acciones.

Miles de ciudadanos de ambos lados fueron las víctimas inmediatas de la petulancia del embajador Bass. Pero a largo plazo, el daño a las relaciones entre los dos países será difícil de remediar.

Esto no quiere decir que sea porque las relaciones diplomáticas no se normalicen; ellos, eventualmente, y los ciudadanos de ambas partes reanudaron sus viajes libremente entre los dos países.

El daño real reside en la cercanía, o lejanía, que los ciudadanos y funcionarios turcos se verán obligados a mantener hacia Estados Unidos desde ahora hasta un futuro un tanto lejano.

Las relaciones turco-estadounidenses han resistido muchas tormentas en el pasado: la Carta de Johnson, el embargo de armas de fines de la década de 1970 y la repugnante reacción de Washington a la resolución parlamentaria turca del 1 de marzo del 2003 son algunos ejemplos.

Pero la situación actual es diferente. La acción del embajador Bass surgió a partir de algo que va un poco más allá de la pura maldad.

Ha sido clara la arrogancia imperial de Estados Unidos en sus acercamientos con Turquía, pero raramente de manera tan abierta como se vio en las acciones del embajador.

Para que las relaciones recuperen la cercanía que existía hace 20 años entre los países, los funcionarios estadounidenses se verán obligados a mostrar un respeto mucho mayor por los ciudadanos turcos, sus representantes elegidos y por la soberanía turca, el respeto que naturalmente debería otorgarse a un igual y a un aliado.

En resumen, los acontecimientos que rodearon la detención de Topuz recuerdan los escándalos que estallaron por el espionaje de la CIA a Alemania en 2014, pero el daño de esa situación se contuvo rápidamente por necesidad.

La respuesta coja y tardía de la administración Obama al fallido golpe turco del año pasado, más la terca determinación de Estados Unidos de equipar con armas a una rama del PKK, es el contexto más amplio para la escena actual en las relaciones entre Turquía y Estados Unidos.

En lugar de trabajar rápidamente para contener el daño, como lo hicieron con respecto al escándalo de espionaje de la CIA del 2014 en Alemania, los funcionarios de Estados Unidos no parecen haber sentido urgencia alguna ya que las relaciones con Turquía se han desintegrado en los últimos cinco años.

Debido a los otros problemas que afectan los asuntos turco-estadounidenses, el comportamiento oficial de Estados Unidos con respecto al arresto de Topuz ha causado un daño mucho mayor a las relaciones entre los dos aliados de la OTAN de lo que podría haber sido el caso de cualquier otra manera.

Mírelo de esta manera: en el mismo tiempo en el que Estados Unidos envió cientos de camiones cargados de armas a la filial siria del PKK, ellos mismos dicen estar muy preocupados por un teléfono utilizado para ayudar a los seguidores de Gulen a llevar a cabo actividades extralegales, esencialmente sabotajes, que tienen por objetivo perjudicar al Estado y la sociedad turca.

¿Qué pueden entender los ciudadanos turcos de todo esto? Que las vidas y la seguridad de los turcos no son tan importantes para los funcionarios estadounidenses como lo es un simple teléfono celular.

¿Y luego los funcionarios de Estados Unidos se sorprenden de que aumente el antiamericanismo en Turquía?

Incapaces de discernir su propia hipocresía, ellos son los hombres huecos del poema de Eliot, llenos de arrogancia y autoengaño, las almas perdidas y violentas condenadas a ser olvidadas mientras el Imperio estadounidense lloriquea hasta el final.

*Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.

*Daniela Mendoza contribuyó con la redacción de este artículo.

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